Poesía en Pausa Presente
Cierro mis ojos y descansan en ellos miles de historias de colores.
Observo la oscuridad con el miedo de soltar la cotidianidad de las formas.
Pero me entrego, dejando que mi mente se lance al vacío.
Pronto aparecen recuerdos y pensamientos en forma de palabras e imágenes;
y mi mente pide escapar del ruido, o regresar a él.
Me doy cuenta que al aferrarme a la incomodidad del momento, el tiempo se hace eterno.
Pero noto que en mí no hay encierro, se mueve el aire por mi cuerpo.
No hay escape, no hay encierro. Sólo viento en movimiento.
Mi nariz se despierta curiosa a encontrarse con el viento.
Mis pulmones cobran vida cuando los observo ondear suavemente en mi pecho.
Por un momento, soy aire y soy el cuerpo.
Inhalo y exhalo. Estoy al encuentro.
Inhalo y exhalo. Soy con el viento.
Inhalo y exhalo. Me entrego al tiempo.
Mi cuerpo se despierta ante mí y lo abrazo por primera vez con mi atención.
Se relaja entonces y permite que lo lleve amablemente a descansar en la certeza de la libertad del movimiento.
Poco a poco se abre mi corazón. Me detengo y me hago viento.
Acepto que el tiempo es un sólo momento.